Palpó en el baño los azulejos.
Arrastró su personaje escuálido
Lentamente hasta llegar al espejo,
Y recordó entonces su rostro pálido,
Abandonado,olvidado y perplejo.
Comentó para sí mismo con acritud,
Malhumorado, frunciendo el entrecejo,
"Ya ni la vista queda de mi juventud,
Vendrá el día que precise un catalejo,
Pero soy fuerte, aún me resta salud,
Y de las hernias y muelas no me quejo."
"No le tengo una pizca de gratitud,
No tengo por qué darle a usted consejos.
Pese a los males resguardo cierta virtud,
Y aunque no tengo razón para festejos,
Me llevarán pataleando al ataúd,
Puede estar seguro, estúpido viejo."
Escupió con hastío el elfo inválido
La imágen ofrecida por el reflejo.
Sintió una gota de sudor cálido
Caer son suavidad por su pellejo,
Y una vez más, aquel gesto ácido,
Dejó en su retrato, austero y añejo.